Durante la semana 30 de embarazo, el pequeño sigue incrementando su peso, en parte porque agrega nuevas capas de vérmix, la grasita que le ayudará a regular su temperatura corporal y le mantendrá abrigado incluso después de nacer. Con esta semana, la piel del bebé no será tan arrugadita, estará más tersa.
A estas alturas ya puede distinguir entre luz y oscuridad, e incluso seguir con sus ojitos una luz que se mueve.
Suele jugar con el cordón umbilical, ¡como si fuera una cuerda para saltar!.
Un kilo y medio y 43 centímetros serán sus medidas aproximadas a las 30 semanas de embarazo.
Como la cabeza de tu bebé está buscando su posición definitiva sobre el pubis, esto incrementa sus movimientos y en consecuencia tus molestias, dolor y presión sobre el pubis acompañados con contracciones.
La presión de la cabecita del bebé en la vejiga puede provocar también molestias urinarias o una necesidad imperiosa de orinar en los momentos menos oportunos. Incluso a veces pueden escaparse chorritos de orina al reírte, estornudar o toser.
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